Entradas

Mostrando las entradas de agosto, 1997

Y si digo que hoy me he enterado

Qué por fin has regresado, ¡estoy mintiendo! Sentí el avión en el que llegaste cuando pasaba por mis rumbos. Sentí el vuelo llegar y tu arribo... y lo demás Bueno, lo demás no importa mucho si no es conmigo. Cuando un día antes llamé a la oficina en donde trabajabas y me dijeron que no te habías presentado. Pregunté si habías renunciado y creí que nunca volverías. Pero hoy, hoy he confirmado tu regreso Qué sordos podemos ser a nuestra intuición, ¿No te parece? No tienes idea de cómo he hecho guerra conmigo para llamarte...  y sobretodo escucharte... Vibré, temblaron hasta mis huesos, me excite hasta el cansancio y finalmente no lo hice. Algo en mí logró convencerme: "vamos si ella está interesada, ya llamará" -me repetía. Cedí y esperé algo ansioso el intermitente "ring, ring, ring" nocturno y me recriminé por la falta de contestador. Insisto: ¡Que sordos podemos portarnos con nuestra intuición. Esa noche te llamé para encontrarte tibia y so

Por fin pude hacerlo (cuento)

Por la mañana no pude empatar tiempos así que decidí regresar a las 14:30 hrs. El reinicio de a la actividad se aplazó un día más y regresé al centro de la Roma... ya no había fichas para atención. 15:30 hrs... ¡Caray! ya no llego a pagar el gas ni el teléfono... Se me ocurre llamar al "centro sur"... ocupado, ocupado, ocupado. Camino un rato, llamo de nuevo... ¡ocupado! Camino, llamo y... ¡ocupado! Por fin contestan, me entero que tengo una hora y media para llegar y que no necesito ficha... y corro, corro, corro; corro tan rápido como casi la milésima parte de la velocidad de mi mente. ¡Cielos! si tan solo se me hubiera ocurrido llamar tan solo cinco minutos antes, seguro vendría acompañado por el par de veinteañeras que tampoco alcanzaron ficha para hoy y decidieron esperar hasta el lunes...¡¿El lunes!? No, no, no, no ¡imposible! y corro, corro, corro aún mas rápido. ¡Cómo estoy sensible al flujo sanguíneo por mis venas!... finalmente llego. ¡Wow! parece aband

Y la vida comienza al borde del ocaso.

Y el mundo está a menos de dos horas de morir una vez mas, el fin es inevitable... Aunque el horario de verano nos de una hora de más de día al día... al final el ocaso siempre llega. Como siempre el juicio final llegará; lo curioso es que hoy se me ha ocurrido adelantarlo y lo siento en este momento, justo un par de horas antes del ocaso natural. La pesadez del aire que respiro -mas o menos limpio- encorva mi columna, permitiendo así que la tristeza exhalada se reencuentre conmigo; se recicle, se intensifique. Esta tristeza vítrea que se recupera al 100% e invade -ya- todo este cuerpo que ahora ocupa todo este ser terrenal. El ocaso se acerca y yo sigo escribiendo. ¿Cuánto hace que no disfrutaba como hoy la pesadez extrema del vacío? ¿Cuánto hace que no sentía las caricias del pasto sobre mis juveniles músculos de la espalda? ¿Cuánto hace que no recordaba que puedo dejar de joderme con el "cuánto hace"? y me concentro en la sensación de pesadez, en el césped rug