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El problema no son ellas, no

El problema tampoco soy yo; el problema es que me preguntas ¿por qué no salgo con alguien? Porque no hay ilusión abierta por alguien Porque sin llegar al desagrado, me encuentro sin-agrado de estar con alguien. Porque las mujeres que atraigo y me atraen, transitan por caminos que no me regocijan; tal vez porque son correrías que yo también deambulo y se juntan al andar por esta vida. No es falta de cariño, sigo amando... todos amamos aunque ni siquiera nos demos cuenta, pues todo lo que experimentamos es solamente manifestación de aquello que amamos, aunque no sepamos disfrutarlo. Porque todos nos merecemos en el vaivén de los encuentros, clamoreando el dar y recibir afecto y esa penuria por ser querido se enfrenta con la necesidad de estar solos; de llegar a lo individual, de darnos la sazón de entrar en la intimidad con uno mismo. Porque de vez en cuando vale recordar que podemos ser maestros en la práctica de dar y recibir, aquí y ahora, con nosotros mismos. Después,

Los días calurosos y soleados

Resultan ideales para conocerse, porque son jornales en donde el cuerpo se calienta de tal forma que sentimos que se nos escapa el alma al transpirar. En  los días calurosos y soleados  nuestro cuerpo se recarga de energía y caminamos con la evaporación en plenitud de todos nuestros miedos, de todos los prejuicios, de todas nuestras inquietudes, capacidades, predisposiciones y deseos. Nuestra individualidad efervesce, se torna centrífuga y se impresiona en las sombras que nos acompañan. Por eso, no hay mejor día para conocer a un ser que en  los días calurosos y soleados . Si las sombras nos parecen oscuras no es solo porque obstruyen a lo luminoso, sino porque no hemos aprehendido a observar la esencia  misma de las cosas. La luna llena maquilla nuestras sombras, las llena de apariencia romántica y aromas de pasión. Pero, la luz lunar es incierta porque su esencia no es más que el reflejo del astro Rey. Por eso las sombras que se reflejan en las noches de luna llena no son

Cómo me ha hecho falta hablar de tí por estos días

El dolor de la espalda baja, la jaqueca, el desvelo, el desconsuelo; la barba irregular, las escasas canas asomándose de vez en vez; las entradas prominentes, el trío de amalgamas y el par de chiquillos que -justo cuando había entrado por la puerta principal- exclamaron "señor, no le cierre", me hicieron sentir cierta pesadez en mi andar y mirando al cielo casi exclamo  "Ya casi tengo edad de..." Los dolores son habituales desde aquel accidente; como siempre, casi no dormí. La barba está sin recortar, las canas llevan años asomándose; las amalgamas son coyunturales. Las entradas son decisión propia y vaya... ¡sólo tengo 26 años... Bah! A veces pareciera que no giro a la velocidad del mundo, como si los cambios se aceleraran aún mas o mi andar guardara descanso. Luchas por la incertidumbre, la seguridad, la ascensión, la previsibilidad, la estabilidad... cuando al fin la encuentras, ella misma te recuerda que "ya casi tienes edad de..." ¿Puede la