Resultan ideales para conocerse, porque son jornales en donde el cuerpo se calienta de tal forma que sentimos que se nos escapa el alma al transpirar. En los días calurosos y soleados nuestro cuerpo se recarga de energía y caminamos con la evaporación en plenitud de todos nuestros miedos, de todos los prejuicios, de todas nuestras inquietudes, capacidades, predisposiciones y deseos. Nuestra individualidad efervesce, se torna centrífuga y se impresiona en las sombras que nos acompañan. Por eso, no hay mejor día para conocer a un ser que en los días calurosos y soleados . Si las sombras nos parecen oscuras no es solo porque obstruyen a lo luminoso, sino porque no hemos aprehendido a observar la esencia misma de las cosas. La luna llena maquilla nuestras sombras, las llena de apariencia romántica y aromas de pasión. Pero, la luz lunar es incierta porque su esencia no es más que el reflejo del astro Rey. Por eso las sombras que se reflejan en las noches de luna llena no son
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