De repente desperté
...y pude tocar tu espalda todavía húmeda y tibia.
Tu cintura todavía necia de mi regazo.
Tus abrazos tan llenos de tí y de tus ganas de mí.
Tus besos repletos de mis recuerdos de tí y de tus locuras de mí...
Pero era solo la almohada; no eras tú,
Mi flaquita de brunos rizos y sonrisa abierta, de caricias locas y caderas plenas...
Era solo esta hiperodora alucinación tan parecida a tí,
tan parecida a nosotros, tan clavada en mi corazón, en mis delirios de amor...
Era solo Gian Marco Sonando con su pueril y temprana "Canción de Amor"...
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