Cómo me ha hecho falta hablar de tí por estos días

El dolor de la espalda baja, la jaqueca, el desvelo, el desconsuelo; la barba irregular, las escasas canas asomándose de vez en vez; las entradas prominentes, el trío de amalgamas y el par de chiquillos que -justo cuando había entrado por la puerta principal- exclamaron "señor, no le cierre", me hicieron sentir cierta pesadez en mi andar y mirando al cielo casi exclamo "Ya casi tengo edad de..."
Los dolores son habituales desde aquel accidente; como siempre, casi no dormí.
La barba está sin recortar, las canas llevan años asomándose; las amalgamas son coyunturales. Las entradas son decisión propia y vaya... ¡sólo tengo 26 años... Bah!
A veces pareciera que no giro a la velocidad del mundo, como si los cambios se aceleraran aún mas o mi andar guardara descanso.
Luchas por la incertidumbre, la seguridad, la ascensión, la previsibilidad, la estabilidad... cuando al fin la encuentras, ella misma te recuerda que "ya casi tienes edad de..."
¿Puede la armonía viajar al pairo y a la velocidad del crucero?
La cotidianidad es como el ojo del huracán; apaciblemente vertiginosa, impredecible, cambiante... todo lo toca, todo lo absorbe!
A veces, cuando abrimos los ojos por la mañana pareciese que ese "ojo" se posara en nosotros y nos jalara... ¿Conoces a esa gente que apenas se despierta y se levanta de un brinco en la cama?
...allí vivimos todo el día, día tras día.
Cuando llegamos a sentir estabilidad (hay quien diría solidez, aunque sea todo lo contrario) pareciera que nos elevamos... pero ser requiere liviandad para ello; si nos mantenemos con apegos, no podremos llegar a la parte alta del huracán.
Cuando logramos elevar algunas partes de nuestra vida, ellas mismas navegan en órbita satelital perfecta, por tiempo indefinido.
Lamentablemente, basta un pequeño "giro en el ojo del huracán" para desestabilizarlo y -entonces- los satélites se disparan hacia destinos inciertos.
Muchos vierten años en buscar y recoger todo el material expulsado. Cuando logran reunir todos esos sueños e intentan regresar al centro -si es que la vida les alcanza- su carga es tan pesada y su paso tan lerdo que resulta imposible "llegar al ojo"... ya de por si es caso imposible conseguirlo con poca carga al hombro.
No es necesario correr desesperadamente, basta con ir al pairo; desnudarnos, tomar una ducha caliente y esperar a que "el ojo del huracán" nos recoja en sus brazos y...
... Comenzar un nuevo día.

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