Todavía


Todavía lamento no poder evitar caminar por Petén entre siete y nueve, tantos martes y Jueves; solo para poner la mano sobre tu Chevy y agradecer por todo lo que hemos sido y también por lo que seguimos siendo aunque aún siga sin comprenderlo. A veces lo vivo en la ansiedad y a veces en el dolor… pero siempre con ese Amor que aún conservo por esta relación que no puedo definir ni entender.

Y así, siento que me voy despidiendo suavecito, poquito a poquito; evaporándome en partes… como si viviera en una recurrente y eterna “disolvencia a negros”.

Te extraño todos los días. Aquellos en los que te recuerdo con tanta paz y luz que terminó ciego y también aquellos en los que mi estómago no cesa de contraerse en calambres lastimeros que simplemente hacen evidente mi incapacidad de reconocerme ignorante de entender “qué es esto que nos pasa” y simplemente seguir adelante.

Te recuerdo con tanto amor, con tanta vida que siento que no puedo respirar… al grado que decido elegir volcarme en la añoranza de ese nosotros si es que ese instante fuese el último en que me tocase respirar.

Así las cosas: a veces tu recuerdo me quita el aliento… pero la mayoría de las veces, me proporciona el aliento para seguir adelante. A veces me siento agotado por esta necedad de seguirte conservando aquí, tan en mi lado izquierdo. A veces me harto de saberme “arrasado por la corriente”; de sentirme colgado de las indescifrables circunstancias de sentirme “montado en la esperanza” sobre una tabla que intenta surcar un mar violento.

A veces no logró dormir pensando en tí; a veces es lo único con lo que puedo conciliar el sueño y usualmente es con lo que recibo el nuevo día… total que casi siempre me despido de mi vida y la recibo al día siguiente así… pensando en tí.

Total que sigo encontrando pretextos para ajustar mis rutas para pasar cerca de tu casa y de muchos otros espacios en los que sé que puedes estar: en la ciudad, en las colinas del poniente… en mi espacio, en mi cuerpo, en mi mente… en mi ser.

Ya no encuentro fuerzas ni para acercarte, ni para alejarte; ni para recordarte ni para olvidarte; ni para recibirte ni para rechazarte… hay aquí tanta luz que solo experimento la obscuridad del espacio vacío.

He dejado de tomar Yerba mate porque todavía me sigue sabiendo tan amarga como siempre pero más amarga que nunca.

A veces pienso que es momento de dejar de escapar de la suerte, de dejar de nadar contra corriente, de dejar de colgarme del vacío; de dejar de darle la espalda a la esperanza, de dejar de correr a la deriva, de dejar de renunciar al reconocimiento de nuestra imperfección que glorifica el derecho a sabernos dignos de amor. ¡De reconocer que somos seres imperfectos y dignos de ser amados!

Y saber que nuestros ríos siguen su propio curso natural en su espacio vital y sentir que al final nos encontraremos en el mar; entre tanto, nuestra vida continua coqueteando con las caracolas! Y termino y también comienzo mis días repitiéndome incesantemente (así tan incansable como suelo ser): “Lo que importa es lo que quieres y no lo que pudo ser”

Te Amo hermosa; desde en dónde, desde entonces, todavía! 

Domingo 16 de  Julio 2017, 07:16

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